CIUDAD DE MEXICO, MEX.
Este 27 de junio, y luego de que la mayoría de los mexicanos sufrieron lo indecible para luego agradecer a la selección de Corea el mantener un sueño vivo, pero exangüe, los cuatro candidatos a la presidencia de la república cerraron sus campañas políticas. Todos ellos recorrieron diversas localidades a lo largo del día, siendo que, de acuerdo a reportes de prensa, los que registraron mayor participación de asistentes, fueron los realizados por Andrés Manuel López Obrador. Su cierre definitivo tuvo lugar en el Estadio Azteca, ante la negativa de otorgársele el uso de la Plaza del Zócalo capitalino, al argumentársele que el mundial de fútbol era visto ahí por miles de personas, diariamente, y no se podría desmantelar el tinglado para el evento solicitado.
Al mismo tiempo, la publicación de las últimas encuestas de opinión presenta coincidencia en otorgar la delantera a López Obrador, con porcentajes que van del 40 por ciento (SDP), hasta el 54 por ciento (El Financiero), y márgenes que van del 16 al 23 por ciento, con respecto a su más cercano competidor, Ricardo Anaya. Estos datos, como ocurre siempre, han sido cuestionados, incluso en una televisora local, indicando que se trata de muestras estadísticas, y que por lo tanto no tienen poder de predicción, pues “no representan a la totalidad de los votantes.” Este es un argumento común, pero sorprende que comunicadores de la talla de Joaquín López Doriga no manejen la información en forma apropiada, pues las muestras se diseñan para que representen el sentir de la población.
Igualmente, si se tiene la oportunidad de conversar con la gente en las calles, o sitios a los que se acude, es posible identificar al menos a dos grupos prominentes.
Uno, que “teme” el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, pronosticando que México se convertirá en una Venezuela (La República Venezolana del Norte, han difundido incluso las redes sociales), y que el país entrará en una fase de inestabilidad social de alcances incalculables. Alguien dijo incluso que AMLO no quiere a los comerciantes, y que ella estaría dispuesta a cerrar su negocio si gana el candidato de Morena, e invertir su dinero en los Estados Unidos.
El otro grupo, acaso mayoritario, plantea que ha llegado el momento del cambio. Se trata de estudiantes, amas de casa, conductores de taxis y Uber, vendedores ambulantes, trabajadores en restaurantes y supermercados, académicos e investigadores de universidades. Son quienes abiertamente reconocen su intención de votar este domingo por AMLO, y quienes anteponen la experiencia vivida, los datos de criminalidad, la inestabilidad económica que vive el país, la falta de justicia (y con ello una amnistía de facto a los criminales) que forman parte de la cotidianidad.
Pero incluso, algunos empresarios han advertido en sentido opuesto a lo que los opositores a AMLO señalan. Por ejemplo, Carlos Slim advirtió que la fórmula para una mayor estabilidad en la economía y el peso mexicano, sería que Andrés Manuel resulte electo presidente, y que el resultado oficial se reconozca antes de la madrugada del lunes. Y su predicción no carece de lógica, habida cuenta de que, dada la tendencia observada, para millones de personas sería un fraude si AMLO no triunfa, y la inestabilidad social podría ser mucho más costosa que en cualquier otro escenario.
En el contexto internacional, el triunfo de Andrés Manuel López Obrador es obvio, e incuestionable.
Así se ha editorializado en El País de España, el New York Times, el Washington Times, The New Yorker, Wall Street Journal, en Estados Unidos, The Economist de Inglaterra, y muchas otras publicaciones, presentan notas que buscan entender el ascenso de AMLO, y el escenario que se presenta ante su posible triunfo, en el contexto mundial. Ha habido, incluso, comparaciones entre AMLO y Trump, o Bernie Sanders, o Lula Da Silva o Jose Mujica, según la publicación y el lugar. Pero en casi todos los casos se coincide en que no existe comparación entre el candidato de Morena y Hugo Chavez, difunto expresidente de Venezuela.
Sin duda hay nerviosismo en las calles. Se respira un ambiente de incertidumbre y hasta de cierta tensión. Una calma chicha como antecedente a algo significativo que ha de ocurrir este domingo. Para la mayoría, la certeza de que habrá un nuevo régimen encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Para algunos, la incertidumbre sobre el futuro que esto represente; para muchos, la esperanza de que habrá un tan necesario y anhelado cambio en el país. Para los observadores, un evento que habrá que seguir de cerca. Por lo pronto, bajo la veda electoral, sin los anuncios que saturaron los medios de comunicación, y en modo de reflexión del voto.