SAINT PAUL, MN
Empleadas domésticas antes de la crisis del coronavirus y ahora desempleadas y sin poder recibir la ayuda económica aprobada por el Congreso, un grupo de indocumentadas han dado un paso al frente para continuar proveyendo para sus familias en medio de la pandemia cosiendo las tan ansiadas mascarillas.
Esposas, madres, hermanas o primas de jornaleros, cuyos ingresos también se han visto afectados por la pandemia, estas mujeres decidieron no quedarse de brazos cruzados para ayudar a su familia y al mismo tiempo apoyar a quienes están en primer línea en esta “guerra” contra el virus.
Armadas con sus máquinas de coser y desde sus hogares, este grupo de empleadas domésticas ha comenzado a coser mascarillas y venderlas como fuente de ingreso.
Pero también las hacen para los jornaleros y jornaleras que cada día salen a la calle en busca de empleo, y además donarán a policías, bomberos o personal sanitario.
A pesar de que han perdido sus empleos, no están permitiendo que esta crisis les impida mantener a sus familias, comentó a Efe Yesenia Mata, directora de La Colmena, organización de servicios y defensa de los derechos de los indocumentados en Staten Island, y que coordina la iniciativa.
“Ellas quieren aportar, decir que a la comunidad inmigrante no nos toman en cuenta para el fondo de emergencia, pero aquí estamos, no le estamos quitando a nadie, estamos apoyando a la economía, y a nuestros trabajadores jornaleros, que se olvidan de ellos”, indicó Mata.
“Vieron la necesidad de sus esposos, de sus hijos, y dijeron ‘sabemos coser, porqué no hacemos máscaras’, Les apoyamos, así como a médicos y enfermeras que ponen en peligro sus vidas. Los emigrantes apoyamos a todos“, afirmó la activista.
María Abeja, que emigró de México hace 17 años y se estableció en Staten Island, es una de las involucradas en el proyecto.
Durante quince años limpió casas para apoyar la economía de su hogar pero, tras el coronavirus, perdió su empleo. Su esposo, dedicado a la jardinería, y su hijo, obrero de la construcción, pasaron a engrosar la filas de los 17 millones de trabajadores que en las últimas tres semanas han perdido su empleo, de acuerdo a datos del Departamento de Trabajo.
Al ser indocumentada ni ella ni su familia podrán recibir los beneficios económicos del Gobierno para los afectados con la crisis.
“Algunos dejamos de trabajar por cuidarnos, pero a otros los patronos nos fueron cancelando, ya no quisieron que fuéramos trabajar”, dijo a Efe María, de 51 años.
En su hogar viven ella y su esposo, su hijo con su esposa, todos sin estatus legal, y su nieta de casi tres años, “mi ayudante”, como se refiere con orgullo. Ahora no cuentan con ingresos para pagar un alquiler de 1.800 dólares, comida y otros gastos del hogar.
“Estamos viviendo de los ahorros”, pero después ya no sabe qué pasará, dijo. Por ahora, está dedicada a coser desde su hogar con una de las máquinas que les proveyó una organización que apoya a La Colmena.
“Para nosotros es algo difícil porque nos tenemos que enfrentar a los gastos y ¿qué vamos a hacer?”, dice la inmigrante, quien agrega que tuvo una larga carrera en México como diseñadora de moda pero acá uno trabaja donde encuentra el trabajo para subsistir”.
Por ahora trabaja “al ciento por ciento en las mascarillas” desde su hogar pero lamenta que necesitan más material, porque debido al cierre de negocios no esenciales no cuentan con suficiente tela para la producción.
“Es un buen proyecto pero carecemos de material, si alguien lo donara o nos abriera las puertas para conseguirlo sería de gran ayuda”, indicó la mexicana,
“Veo esta crisis muy dura y quisiera aportar mi grano de arena para ayudar a la comunidad en general, no sólo a los inmigrantes porque el virus no es sólo afecta a inmigrantes, a hispanos o negros. Nos afecta a todos y unidos como hermanos podemos ayudar”, indicó.
La pandemia de la COVID-19 ha contagiado ya a jornaleros y a otros indocumentados, de acuerdo con la directora de La Colmena, que indicó que la organización sabe de al menos once indocumentados que han sido confirmados con el virus.
Mata recordó que los indocumentados tienen temor de pedir ayuda y ser arrestados por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), porque en el mismo día de anunciar una pausa en los arrestos por el virus, detuvieron a tres inmigrantes en esta comunidad en Port Richmond, Staten Island.
Destacó que gracias a un acuerdo con la Federación Hispana, la mayor coalición de organizaciones latinas en Nueva York, se les brindó asistencia médica y La Colmana les está supliendo de alimentos donados para que puedan permanecer en sus hogares.
“Muchos están solos porque fueron los primeros que vinieron (de sus países) pero otros tienen hijos y nos estamos asegurando de darle lo que necesitan para que no tengan que salir”, indicó.
También se les entrega cada miércoles a indocumentados suministros como jabón y otros materiales necesarios para prevenir el contagio.